15 enero, 2007
Telde, una ciudad contra sus jóvenes
Cuando hicimos un repaso a la gestión del presupuesto de 2006 que realizó el gobierno municipal de Telde, un dato vino a reflejar qué poca atención dedicó a los más de 25 mil personas que entre 14 y 30 años viven en esta ciudad. El dato es el que se refiere a lo que el gobierno se gastó en políticas de juventud: no llegó a los 226 mil euros (unos 37 millones y medio de las antiguas pesetas). O lo que es lo mismo, el gobierno no gastó ni diez euros por cada joven de esta ciudad en acciones para mejorar sus condiciones de vida.
Si hacemos un repaso por algunas de las cuestiones que más preocupan a los jóvenes, vemos como ya no sólo no hay viviendas específicas para jóvenes, adaptadas a sus necesidades y posibilidades, es que no hay vivienda pública para nadie.
Quienes residen en barrios más alejados del casco, tienen problemas para trasladarse a otros lugares porque tampoco ha mejorado nada el transporte público.
Telde sigue soportando la tasa de paro más alta entre las ciudades de más de 50.000 habitantes de toda España y entre quienes buscan un trabajo, un 16% son jóvenes menores de 25 años, mientras que en el resto de Canarias, este grupo es un 11 por ciento.
Y si de zonas de ocio se trata, aún está como un fantasmagórico castillo en ruinas la parcela en la que se iba a levantar el emblemático proyecto del concejal Reyes en la zona de La Mareta, un solar cuyas vallas se caen.
Estos son sólo algunos de los temas que señalan a simple vista el descuido de una ciudad por su gente, por las personas que se van incorporando a la sociedad y que por tanto tienen más necesidades que recursos.
En los nuevos tiempos que están por llegar nos debemos tomar en serio a los jóvenes, atendiendo a sus necesidades y haciendo posible que desarrollen sus potencialidades. Eso hay que hacerlo poniendo medios, atendiendo a los problemas, pero también escuchándolos, propiciando que se incluyan y participen en la vida política y social en las formas que elijan. Es decir, hay que contar con los jóvenes y no contarles la película.
Si hacemos un repaso por algunas de las cuestiones que más preocupan a los jóvenes, vemos como ya no sólo no hay viviendas específicas para jóvenes, adaptadas a sus necesidades y posibilidades, es que no hay vivienda pública para nadie.
Quienes residen en barrios más alejados del casco, tienen problemas para trasladarse a otros lugares porque tampoco ha mejorado nada el transporte público.
Telde sigue soportando la tasa de paro más alta entre las ciudades de más de 50.000 habitantes de toda España y entre quienes buscan un trabajo, un 16% son jóvenes menores de 25 años, mientras que en el resto de Canarias, este grupo es un 11 por ciento.
Y si de zonas de ocio se trata, aún está como un fantasmagórico castillo en ruinas la parcela en la que se iba a levantar el emblemático proyecto del concejal Reyes en la zona de La Mareta, un solar cuyas vallas se caen.
Estos son sólo algunos de los temas que señalan a simple vista el descuido de una ciudad por su gente, por las personas que se van incorporando a la sociedad y que por tanto tienen más necesidades que recursos.
En los nuevos tiempos que están por llegar nos debemos tomar en serio a los jóvenes, atendiendo a sus necesidades y haciendo posible que desarrollen sus potencialidades. Eso hay que hacerlo poniendo medios, atendiendo a los problemas, pero también escuchándolos, propiciando que se incluyan y participen en la vida política y social en las formas que elijan. Es decir, hay que contar con los jóvenes y no contarles la película.
