José Antonio Perera, diario de una tarea para mejorar Telde

El recién elegido alcalde, gracias al voto de dos concejalas imputadas en el caso Faycán, está tratando de lanzar un mensaje de apertura, de que cuenta con todos los partidos políticos en este nuevo tránsito del viejo gobierno.

Aunque se calla otras cosas muy importantes, ofrece a los grupos políticos la celebración de la Junta de Portavoces cada lunes, en lugar de la previa a los plenos y deja ver, sin hacerla real, la posibilidad de que también asistan como invitados a la Junta de Gobierno. Pero hay una condición que no es menor, la de que en estos derechos, que son exclusivamente políticos y que dependen exclusivamente de la voluntad del alcalde, incluye a dos personas que no representan a ningún partido político, que no representan a nadie, que han sido expulsadas de sus respectivos grupos (PP y AFV-.CIUCA) y que se encuentran imputadas el la operación Faycán.

Con este gesto, hay un primer insulto que el alcalde profiere a los partidos que están en la Corporación, pero fundamentalmente a sus votantes, que se ven equiparados a dos concejalas presuntamente corruptas.

Pero hay otro asunto que refleja la hipocresía de Rajoy, Acebes o Soria cuando tanto dicen de que “a la corrupción tolerancia cero”. Y es que, al tratar con la normalidad, a dos personas tan señaladas por su presunta participación en la trama de corrupción, está el alcalde del PP dejando claro que sí que toleran bien la corrupción, que no sólo les pide el voto para hacerse con la alcaldía, sino que una vez allí les otorga derechos de los que no han disfrutado desde mayo.

Si el alcalde quiere transmitir un mensaje de apertura, tiene que hacerlo con las fuerzas políticas que están en la Corporación, pero a la vez usando todos los mecanismos que la ley le otorga, que son bastantes, para no dar normalidad a lo que es una aberración: que asesoren al alcalde y controlen al gobierno quienes el juez imputa por graves delitos por el cobro de comisiones ilegales.

Desde luego, el PSC-PSOE no va a participar en confusión de ningún tipo. Estaremos allí donde se quiera contar con nosotros, pero siempre en el lado opuesto de personas que tienen relación con la corrupción y que sus propios grupos han expulsado. Pero de ninguna manera seremos cómplices de la patada a la decencia que significa que se como normal y hasta como bueno que el alcalde invite a la Junta de Portavoces o a la Junta de Gobierno a las citadas concejalas, igualándolas a los representantes de los partidos políticos.

A la corrupción hay que pararle los pies, no ponerle alfombras.